En primer lugar es necesario dejar claro que el seguro es un mecanismo económico por el que el gasto realizado por unos pocos es sufragado por otros muchos, es decir, por lo general pagan justos por pecadores. Para reducir la factura tendremos que convencer a nuestra aseguradora de que somos buenos conductores y reducir así la póliza.
La forma más sencilla de lograr esta reducción es contratar un seguro con franquicia, de forma que obtendremos una reducción automática de la póliza aunque tendremos que afrontar un pago extra cada vez que demos un nuevo parte.
¿Te interesa la franquicia? Depende. ¿Eres un buen conductor? ¿Cuántos partes has dado en los últimos años? Cada año que pase sin dar nuevos partes podrás ahorrar cerca de un 20% del valor de la póliza. Aquellos años en que des un parte no conseguirás ahorro pero tampoco pérdidas. Y si das dos o más partes estarás incurriendo en gastos adicionales.
El seguro con franquicia es ideal para buenos conductores o para conductores que hacen un escaso uso del coche. ¿Es tu caso? Si es así no lo dudes y pregunta a tu aseguradora acerca de las diferentes opciones. Te darán diferentes opciones en función de la rebaja de la póliza y el tamaño de la franquicia. Intenta que la rebaja sea lo mayor posible manteniendo baja la póliza.
A parte de la franquicia deberías plantearte si necesitas un seguro a todo riesgo. Sobre todo si la edad de tu vehículo ha superado los cinco años. A partir de esta edad el valor que la aseguradora da a tu vehículo suele ser ridículo, y es precisamente en este momento cuando deberías considera el paso a un Terceros o Terceros con coberturas ampliadas.
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